Por Dafnys Guzmán B. (Politóloga) | Bolivia.
“La poliarquía representa instituciones políticas que colectivamente distinguen a la democracia moderna de las anteriores formas de gobierno, y que simultáneamente permiten la oposición pública y garantizan el derecho a participar en la política.”
Introducción: Crisis Judicial y Estado en Tensión
Bolivia enfrenta una crisis institucional profunda. La politización del Órgano Judicial, la prórroga de mandatos y la incredulidad ciudadana frente a jueces y magistrados han erosionado la legitimidad del Estado. En este marco, el concepto de Bolivia profunda —acuñado por esta autora— resulta central: se trata de los territorios y sectores históricamente excluidos de los pactos de poder, que incluyen comunidades indígenas rurales, autonomías originarias, periferias urbano-populares y regiones donde la presencia estatal es débil. Esta Bolivia profunda percibe que la justicia es un privilegio de élites urbano-mestizas, no un derecho ciudadano.
En este escenario, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), encabezado por Rodrigo Paz y Edman Lara, plantea una agenda de refundación institucional basada en la división real de poderes, la independencia judicial y la inclusión de la Bolivia profunda como sujeto político y no solo como recurso retórico.
Gobernabilidad y Gobernanza
El PDC distingue dos niveles esenciales:
La propuesta incorpora a la Bolivia profunda mediante reconocimiento de la justicia indígena originaria, interfaces digitales en lenguas originarias y un pacto fiscal que redistribuya recursos, respondiendo a una deuda histórica de subordinación.
Refundación Judicial: Montesquieu en el Siglo XXI
La propuesta central del PDC gira en torno al rescate del legado de Montesquieu: la división de poderes y su despolitización, especialmente en el ámbito judicial. Entre sus pilares destacan:
A ello se suma un eje innovador: la justicia digital con trazabilidad de expedientes mediante tecnologías como blockchain, que impediría la manipulación de fallos y permitiría a la ciudadanía hacer seguimiento en línea a cada proceso. El reto, por supuesto, es garantizar conectividad y capacitación en zonas rurales; por eso el proyecto plantea inversión en infraestructura digital como política de Estado.
Comparativa de Propuestas: MAS vs. PDC
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Dimensión |
MAS – Arce Catacora |
PDC – Rodrigo Paz / EdmanLara |
Observación |
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Economía |
Extractivismocentralizado, subsidios |
Diversificación productiva, pacto fiscal 50/50, apoyo a PYMEsregionales |
El PDC conecta con realidades territoriales |
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Justicia |
Elección popular de magistrados, politización |
Sistema meritocráticohíbrido, independencia judicial |
Potencial de restablecer legitimidad |
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Gobernanza |
Centralización y baja transparencia |
Rendición de cuentas digital, participación activa |
Mejora control democrático |
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Bolivia Profunda |
Inclusión discursiva, subordinada |
Reconocimiento de justicia indígena y acceso digital |
Hacia inclusión efectiva |
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Política Exterior |
Retórica ideológica |
Diplomaciapragmática y diversificada |
Realismo frente a contexto global |
Liderazgos Parlamentarios: Fuerza y Renovación
El éxito del proyecto del PDC depende también de sus liderazgos parlamentarios. Diputados como Manolo Rojas, Daniel Camacho y Óscar García encarnan un perfil de liderazgo que combina cercanía territorial y capacidad de negociación política. No se trata de figuras decorativas, sino de actores que pueden articular consensos transversales, impulsar la agenda de reformas y acercar la voz de la Bolivia profunda al Palacio Legislativo.
A la par, el fortalecimiento de liderazgos femeninos constituye una conquista democrática que el PDC se propone consolidar. Figuras como la diputada Grace Santelices (La Paz), la senadora Luzmaya Zelaya (Tarija) y la diputada Estefanía Gómez representan no solo presencia paritaria, sino la posibilidad de introducir una perspectiva de género en la refundación institucional, aportando una visión transformadora a las reformas propuestas.
Conclusión: Refundar para Incluir
La pregunta ya no es si Bolivia necesita una refundación institucional —la crisis es innegable—, sino quién tiene la capacidad ética, técnica y política para liderarla. El PDC plantea una apuesta que trasciende la coyuntura electoral: devolver independencia al Órgano Judicial, integrar a la Bolivia profunda en igualdad de condiciones y reconstruir confianza en el Estado mediante transparencia y gobernabilidad real.
Si algo demuestra la historia es que sin división de poderes no hay democracia. La propuesta de Paz y Lara recoge este principio clásico para traducirlo en una agenda moderna: un Estado que funcione, por primera vez, para todos los bolivianos.
