Con la presencia de México, los Juegos Olímpicos París 2024 arrancó en medio de un inusual e histórico recorrido con un trayecto de seis kilómetros desde el puente de Austerlitz hasta la Plaza Trocadero, sitio en donde el ejército francés celebró la victoria sobre los liberales españoles y que en la actualidad se alza como un emblema de la capital francesa.
Thomas Jolly, el creador de este bello episodio en unos Juegos Olímpicos, jugó con los estereotipos franceses en medio del desfile de los atletas sobre el Río Sena, en barcos representativos de la ciudad. Mezcló la historia, cultura, espíritu de París.
En cada una de las embarcaciones estuvo implícito las anécdotas de la capital francesa, de sus puentes y sus leyendas que se han escrito sobre el Río Sena. Los botes llevan el nombre de una narración encantadora como “Paris” uno de los barcos modernos que ha sido escenario de grandes eventos como Chanel o Doir.
O “Poseidón”, llamado así por el Dios de los Mares y que es una de las tres embarcaciones más grandes de pasajeros en París, el cual tiene una fuente de estilo versallesco que se ilumina majestuosa cada noche.
Un acontecimiento llenó de versatilidad conjugado con el pasado y presente de París en armonía con la modernidad.
Una ceremonia de apertura singular que mostró a la llamada Ciudad Luz; un sueño hecho realidad por los atletas mexicanos que se convirtieron en grandes tripulantes para librar sus batallas en los escenarios deportivos.
París se blindó desde los primeros minutos de este día. El sol no se asomó ni siquiera para cobijar a sus visitantes; pero si una pertinaz lluvia cubrió sus calles y que acompañó a los atletas, de manera intermitente, en su recorrido a la Plaza Trocadero por el Río Sena.
La ex estrella del futbol francés, Zinedine Zidane fue el encargado de llevar la antorcha en el cierre del recorrido. La interprete estadounidense Lady Gaga se puso sobre la orilla del Sena con su show y la obra maestra de Víctor Hugo “Los Miserables” sobre el escenario natural.
Una ceremonia de apertura distinta, que quedará plasmada en la historia del olimpismo por marcar la diferencia.