Redacción | México D.F.
Quien quiera enterarse de los secretos de Culhuacán, desde su pasado prehispánico, de su importancia como zona lacustre, del notable señorío tolteca que fue, de su relación con Tenochtitlán, de la vida de este pueblo en tiempos de la Colonia, de su proceso de evangelización a cargo de los agustinos hasta las características de su convento, puede asistir este domingo al Paseo Histórico que organiza la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México para todo público, de manera gratuita.
Este domingo 15 de febrero, en punto de las 10:45 horas, se llevará a cabo la visita guiada Linaje de una raza: El pueblo de Culhuacán, uno más de los Paseos Históricos que organiza la dependencia capitalina con la finalidad de que el público pueda descubrir y reconocer el significado y la importancia de la riqueza histórica y cultural que conserva el Distrito Federal.
Bajo la guía de especialistas de diversas disciplinas, sobre todo historiadores, los asistentes a este recorrido podrán conocer no sólo las construcciones y sitios de interés de esta área ubicada al oriente de la ciudad, sino también leyendas, tradiciones, costumbres y festividades, con lo cual se busca fortalecer la identidad de los capitalinos y promover la conservación del patrimonio cultural.
Los sitios que se recorrerán durante la visita son: el Antiguo Convento de San Juan Evangelista, el Antiguo Molino de Papel y el Templo del Señor del Santo Sepulcro.
Linaje de una raza
Antes de la llegada de los mexicas a la cuenca de la que fue la antigua Tenochtitlán, muchos pueblos de naturales ya estaban asentados en las laderas de la zona lacustre de los grandes lagos que con sus aguas cubrían el territorio que hoy conocemos como la Ciudad de México.
Uno de estos pueblos originarios era el de los culhuas, cuyo topónimo refiere a personajes “antiguos, venerables o encorvados”.
Los culhuas se establecieron al poniente de Cerro de la Estrella hacia el 600 u 800 de nuestra era; su origen remoto se ligaba directamente con la ciudad ceremonial de Teotihuacán.
A fines del 900 después de Cristo, Culhuacán se transformó en una gran comunidad que se ligó poderosamente a los toltecas, lo que la convirtió en una de las principales ciudades de dicha civilización, junto a Tula y Otumba.
Con la llegada del pueblo mexica, Culhuacán quedó bajo su dominio. Cabe destacar que el señorío fue tomado como un santuario donde se le rendía culto a Tláloc y a las deidades acuáticas protectoras de las cuevas.
Después de la Conquista, Culhuacán se convirtió en un pequeño pueblo de indios dedicado al trabajo chinampero y organizado en pequeños barrios.
El proceso evangelizador iniciado por los religiosos Franciscanos fue culminado por la Orden de San Agustín que a fines del siglo XVI iniciaron la construcción de un pequeño convento dedicado a San Juan Evangelista.
El Convento de Culhuacán se caracteriza por su pintura mural, las cuales fueron realizadas por tlacuilos (escribas pintores) originarios del lugar. Además, los religiosos implantaron un molino para la fabricación de papel, necesario para su proyecto evangelizador. Hoy se conservan los restos de la noria que servía para hacer funcionar el molino.
La vida virreinal del pueblo de Culhuacán tenía como centro el embarcadero y estanque que conectaba al sitio con la Ciudad de México, hasta donde se enviaban las mercancías para su comercialización… y así, más historia.
Organizado por la Coordinación de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Secretaría de Cultura, el programa Paseos Históricos cuenta con más de 169 rutas que recorren a lo largo del año las 16 delegaciones políticas de la Ciudad de México y algunos municipios mexiquenses.
El punto de reunión para participar en el paseo de este domingo 15 es, a las 10:45 horas, en el Atrio del Convento de Culhuacán, ubicado en Avenida Tláhuac y Morelos, Culhuacán. Delegación Iztapalapa. Entrada libre.
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